lunes, 21 de noviembre de 2011
jueves, 17 de noviembre de 2011
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Gracias doctora Monzón
Nadie me mandó a meterme en camisa de once varas pero tuve dos muy buenas razones para intentarlo. La primera de ellas es que en mis épocas de estudiante, mientras todos los compañeros de cohorte fantaseaban con aplicaciones redituables de la carrera como las sucesiones, excarcelaciones, fusiones societarias, quiebras, en fin, con encontrarle la veta al negocio (porque la abogacía es, fue y será un negocio y el que no lo entienda así mejor dedíquese a otra cosa), yo me inclinaba por una rama del derecho mas bien solitaria (se necesita ser un privilegiado para tener un problema de derecho administrativo, el hombre de a pie pasa sin ver), ardua (menos por inagotable que por mutable) y sórdida. Pero a mi me gusta, que se yo, peor es comerse los mocos.
La otra es que la especialización que hoy tengo y me sirve para trabajar pertenece al ámbito de las ciencias económicas y así fue como un buen día me dió por pensar que el derecho me estaba pasando por encima, una de esas sensaciones en la boca del estómago que casi siempre mueven a hacer algo, no importa qué, algo para cambiar la gravísima incongruencia de ser un graduado en derecho especialista en administración financiera del sector público.
Por eso me inscribí en la Escuela del Cuerpo de Abogados del Estado y empecé la maestría en derecho público, no, según se aprecia, consecuencia de mi inquietud intelectual sino mero afán de desagravio. Y transité, a lo largo de dos años, las 1680 horas cátedra y los 28 exámenes finales con discreto desempeño, dándome por satisfecho con lo habido hasta que cierta secretaria académica empezó a asediarme por teléfono para que presentara mi tesis final bajo apercibimiento de tener por desistido mi derecho a recibir el rectángulo de cartulina lleno de sellos y firmas.
Sólo es un cartón y ya tengo dos - pensé - que se lo metan en el culo, total que si bien pasé mis buenos trabajos al cabo la cursada no me costó un mango y - modestia aparte - no me sirve para avanzar en el juego de la oca a menos que cambie de rubro. Pero parece que la Dra Monzón - así se llama - es de esas personas de naturaleza insistente (tediosa, agobiante, inclaudicable, irritante, me hace acordar a mi vieja) que se toman a pecho su misión en la vida y parece también - vaya uno a saber por qué - que amadrinó mi puta tesis como una cruzada personal. Con cada llamado telefónico - y fueron varios y por mucho tiempo - perfeccionaba sus tácticas disuasivas, ensayaba nuevos métodos para operar sobre mis resortes psicológicos, era cada vez mas eficiente, tanto que he llegado a creer que grababa nuestras conversaciones para no repetir argumentos, me hacía sentir como si le debiera plata, lo juro, y finalmente me convenció: ma si, elijo un tema así me deja de joder por un rato.
Si la vamo a hacé, la vamo a hacé bien decía el Negro Olmedo, así que con mas ímpetu que recursos - porque a fin de cuentas soy de la generación limitadita que se sentó frente a una pecera llena de agua mugrienta esperando que nacieran los Seamonkeys tal como prometía el envoltorio - puse manos a la obra cumpliendo todos los pasos procesales: acumulación de información al pedo, divague irremediable, lecturas inoficiosas y total imposibilidad creativa. Recuerdo que en alguna oportunidad temí que mi tutor muriera de embole mientras yo le explicaba mis tímidos derroteros mentales y los resultados a que dieron lugar, lo cual me hizo sospechar que él no estaba conforme con el curso de mi trabajo y que dadas las circunstancias ni en un millón de años iba a prestar conformidad a mi mamarrachito.
- (¿Por qué no me dice de una vez lo que mierda quiere?) ¿Tiene alguna sugerencia para hacerme? - le pregunté.
- Enfóquese en un problema concreto que le haya tocado resolver - me dijo.
- (Y usté váyase al carajo) Muchas gracias - le contesté.
Y ahí seguía yo con mi absoluta ausencia de inspiración, y el tiempo pasaba, y la Dra. Monzón continuó llamándome para preguntar si me había dado por vencido por tan poca cosa y yo agradeciéndole su inestimable interés y deseando secretamente que le agarrara una buena micosis vaginal.
¿Vencido? No yo, no este hijo de mi padre, seré bruto, no se me caerá una idea, pero vencido estaré cuando me maten, nunca antes.
Y se me ocurrió la idea como de rayo - bueno la verdad es que siempre estuvo ahí, al alcance de la mano - y me salieron de un tirón las 50 páginas, y las presenté hace apenas dos semanas y un mes antes de la fecha tope de caducidad.
Gracias Dra. Monzón, y ya que estamos ¿por qué no prueba convencerme de dejar de fumar?
La otra es que la especialización que hoy tengo y me sirve para trabajar pertenece al ámbito de las ciencias económicas y así fue como un buen día me dió por pensar que el derecho me estaba pasando por encima, una de esas sensaciones en la boca del estómago que casi siempre mueven a hacer algo, no importa qué, algo para cambiar la gravísima incongruencia de ser un graduado en derecho especialista en administración financiera del sector público.
Por eso me inscribí en la Escuela del Cuerpo de Abogados del Estado y empecé la maestría en derecho público, no, según se aprecia, consecuencia de mi inquietud intelectual sino mero afán de desagravio. Y transité, a lo largo de dos años, las 1680 horas cátedra y los 28 exámenes finales con discreto desempeño, dándome por satisfecho con lo habido hasta que cierta secretaria académica empezó a asediarme por teléfono para que presentara mi tesis final bajo apercibimiento de tener por desistido mi derecho a recibir el rectángulo de cartulina lleno de sellos y firmas.
Sólo es un cartón y ya tengo dos - pensé - que se lo metan en el culo, total que si bien pasé mis buenos trabajos al cabo la cursada no me costó un mango y - modestia aparte - no me sirve para avanzar en el juego de la oca a menos que cambie de rubro. Pero parece que la Dra Monzón - así se llama - es de esas personas de naturaleza insistente (tediosa, agobiante, inclaudicable, irritante, me hace acordar a mi vieja) que se toman a pecho su misión en la vida y parece también - vaya uno a saber por qué - que amadrinó mi puta tesis como una cruzada personal. Con cada llamado telefónico - y fueron varios y por mucho tiempo - perfeccionaba sus tácticas disuasivas, ensayaba nuevos métodos para operar sobre mis resortes psicológicos, era cada vez mas eficiente, tanto que he llegado a creer que grababa nuestras conversaciones para no repetir argumentos, me hacía sentir como si le debiera plata, lo juro, y finalmente me convenció: ma si, elijo un tema así me deja de joder por un rato.
Si la vamo a hacé, la vamo a hacé bien decía el Negro Olmedo, así que con mas ímpetu que recursos - porque a fin de cuentas soy de la generación limitadita que se sentó frente a una pecera llena de agua mugrienta esperando que nacieran los Seamonkeys tal como prometía el envoltorio - puse manos a la obra cumpliendo todos los pasos procesales: acumulación de información al pedo, divague irremediable, lecturas inoficiosas y total imposibilidad creativa. Recuerdo que en alguna oportunidad temí que mi tutor muriera de embole mientras yo le explicaba mis tímidos derroteros mentales y los resultados a que dieron lugar, lo cual me hizo sospechar que él no estaba conforme con el curso de mi trabajo y que dadas las circunstancias ni en un millón de años iba a prestar conformidad a mi mamarrachito.
- (¿Por qué no me dice de una vez lo que mierda quiere?) ¿Tiene alguna sugerencia para hacerme? - le pregunté.
- Enfóquese en un problema concreto que le haya tocado resolver - me dijo.
- (Y usté váyase al carajo) Muchas gracias - le contesté.
Y ahí seguía yo con mi absoluta ausencia de inspiración, y el tiempo pasaba, y la Dra. Monzón continuó llamándome para preguntar si me había dado por vencido por tan poca cosa y yo agradeciéndole su inestimable interés y deseando secretamente que le agarrara una buena micosis vaginal.
¿Vencido? No yo, no este hijo de mi padre, seré bruto, no se me caerá una idea, pero vencido estaré cuando me maten, nunca antes.
Y se me ocurrió la idea como de rayo - bueno la verdad es que siempre estuvo ahí, al alcance de la mano - y me salieron de un tirón las 50 páginas, y las presenté hace apenas dos semanas y un mes antes de la fecha tope de caducidad.
Gracias Dra. Monzón, y ya que estamos ¿por qué no prueba convencerme de dejar de fumar?
martes, 11 de octubre de 2011
2001 - 2011 (con cierto retraso disculpable)
Hoy como ayer, mientras estés ahí, yo aquí para vos.
Feliz aniversario Tana.
Feliz aniversario Tana.
miércoles, 5 de octubre de 2011
Phoneutria nigriventer
¿La conocés? ¿No? Te la presento
A lo mejor la sacás por su nombre común, acá la llaman araña bananera y en Brasil "armadeira" en alusión a la posición defensiva que adopta cuando se siente amenazada: levanta las patas delanteras como diciendo "ni se te ocurra acercarte".
Según se sabe es uno de los arácnidos mas agresivos y rápidos que existen (puede saltar hasta 20 cm cuando ataca) y su veneno está en el top ten entre los mas tóxicos de la naturaleza, con el agravante de que sólo existe un antídoto específico cuya fabricación monopoliza un instituto de San Pablo. Si te pica antes de alcanzar la edad adulta (vos, no ella) casi seguro sos boleta, si te agarra de grande y atinan a darte el suero antiarácnido general (como 10 ampollas el tratamiento promedio) por ahí te salvás pero quedás bastante hecho pelota. Eso sí, si sos varón morís con las botas puestas hasta el último minuto (por favor noten qué delicadeza de eufemismo) porque uno de los efectos de la neurotoxina que segrega es el priapismo; hablamos de un priapismo machazo que pude durar meses e incluso subsistir después de muerto (qué ironía, morir todo menos el amigo aunque ya no te aproveche). Si sos mujer, en cambio, vas a pura pérdida a menos claro que seas la mujer del picado (o su viuda).
Dicho esto para constancia, que quede asentado que es una bicha de lo mas jodida, peligrosa como afeitarse borracho, errante (no hace telaraña, se oculta en lugares oscuros y te toma desprevenido) y de conducta sinantrópica (anda cerca del hombre, bueno del hombre que anda por ahí cerca de ella). Otro detallecito, esa cosa blanca que hay bajo la araña es el saco de huevos o cocón y se dice que cuando está criando se pone especialmente cabrera.
Ahora voy a hablarles de uno de mis colaboradores, el biólogo cordobés Julio Monguillot (autor de la foto) con quien trabajo hace casi una década y a quien estimo sinceramente en lo que vale. Profesionalmente es un capo, basta con decir que una de las mayores aspiraciones de cualquier naturalista es descubrir una especie nueva y él lleva descubiertas unas cuantas (sobre todo víboras y otros reptiles igualmente desagradables), ha viajado por todo el país y por el mundo, colabora con varias universidades y tiene trabajos publicados en revistas especializadas que le han valido el reconocimiento de sus pares y de neófitos como yo. Además, aquí en Parques Nacionales, es un tipo querible y querido.
Hete aquí que cierto día, en la selva salteña, se encontraron ambos frente a frente y como es su costumbre (de él, no del insecto obviamente) decidió tomarle algunas fotos para enviarlas a la página del Sistema de Información de la Biodiversidad y averiguar así de qué araña se trataba porque esa, justamente esa, no la tenía catalogada. Es un error disculpable tomando en cuenta que sólo en la familia de las Phoneutrias hay 7 especies; lo imperdonable es lo que hizo a continuación:
Podés pasarte el día buscando en internet fotos de cristianos sosteniendo este simpático animalito (con esos preciosos colmillos rojos de 2 cm) a mano limpia y no vas a encontrar ni una.
Sólo en este link y mirá el mensaje que le pusieron nuestros entomólogos cuando identificaron al bicho después de recibir la foto de Julio (http://www.sib.gov.ar/ficha/ANIMALIA*Phoneutria*cfr.%20nigriventer). Se sabe extraoficialmente que alguno de ellos, al verla, exclamó "¡Qué buena foto! ¿pero quién es el inconsciente que la sostiene?"
No hay nada que hacer, al mejor cazador se le escapa la liebre, suerte que andaba de buenas ese día (la Phoneutria claro, bueno Julio también).
A lo mejor la sacás por su nombre común, acá la llaman araña bananera y en Brasil "armadeira" en alusión a la posición defensiva que adopta cuando se siente amenazada: levanta las patas delanteras como diciendo "ni se te ocurra acercarte".
Según se sabe es uno de los arácnidos mas agresivos y rápidos que existen (puede saltar hasta 20 cm cuando ataca) y su veneno está en el top ten entre los mas tóxicos de la naturaleza, con el agravante de que sólo existe un antídoto específico cuya fabricación monopoliza un instituto de San Pablo. Si te pica antes de alcanzar la edad adulta (vos, no ella) casi seguro sos boleta, si te agarra de grande y atinan a darte el suero antiarácnido general (como 10 ampollas el tratamiento promedio) por ahí te salvás pero quedás bastante hecho pelota. Eso sí, si sos varón morís con las botas puestas hasta el último minuto (por favor noten qué delicadeza de eufemismo) porque uno de los efectos de la neurotoxina que segrega es el priapismo; hablamos de un priapismo machazo que pude durar meses e incluso subsistir después de muerto (qué ironía, morir todo menos el amigo aunque ya no te aproveche). Si sos mujer, en cambio, vas a pura pérdida a menos claro que seas la mujer del picado (o su viuda).
Dicho esto para constancia, que quede asentado que es una bicha de lo mas jodida, peligrosa como afeitarse borracho, errante (no hace telaraña, se oculta en lugares oscuros y te toma desprevenido) y de conducta sinantrópica (anda cerca del hombre, bueno del hombre que anda por ahí cerca de ella). Otro detallecito, esa cosa blanca que hay bajo la araña es el saco de huevos o cocón y se dice que cuando está criando se pone especialmente cabrera.
Ahora voy a hablarles de uno de mis colaboradores, el biólogo cordobés Julio Monguillot (autor de la foto) con quien trabajo hace casi una década y a quien estimo sinceramente en lo que vale. Profesionalmente es un capo, basta con decir que una de las mayores aspiraciones de cualquier naturalista es descubrir una especie nueva y él lleva descubiertas unas cuantas (sobre todo víboras y otros reptiles igualmente desagradables), ha viajado por todo el país y por el mundo, colabora con varias universidades y tiene trabajos publicados en revistas especializadas que le han valido el reconocimiento de sus pares y de neófitos como yo. Además, aquí en Parques Nacionales, es un tipo querible y querido.
Hete aquí que cierto día, en la selva salteña, se encontraron ambos frente a frente y como es su costumbre (de él, no del insecto obviamente) decidió tomarle algunas fotos para enviarlas a la página del Sistema de Información de la Biodiversidad y averiguar así de qué araña se trataba porque esa, justamente esa, no la tenía catalogada. Es un error disculpable tomando en cuenta que sólo en la familia de las Phoneutrias hay 7 especies; lo imperdonable es lo que hizo a continuación:
Podés pasarte el día buscando en internet fotos de cristianos sosteniendo este simpático animalito (con esos preciosos colmillos rojos de 2 cm) a mano limpia y no vas a encontrar ni una.
Sólo en este link y mirá el mensaje que le pusieron nuestros entomólogos cuando identificaron al bicho después de recibir la foto de Julio (http://www.sib.gov.ar/ficha/ANIMALIA*Phoneutria*cfr.%20nigriventer). Se sabe extraoficialmente que alguno de ellos, al verla, exclamó "¡Qué buena foto! ¿pero quién es el inconsciente que la sostiene?"
No hay nada que hacer, al mejor cazador se le escapa la liebre, suerte que andaba de buenas ese día (la Phoneutria claro, bueno Julio también).
viernes, 16 de septiembre de 2011
Jaci se nos fue
Apenas esta mañana cerró para siempre la persiana del boliche dejando a Lola y a la Tana llorando por los rincones y a Goyito preguntando cuándo va a volver.
Nunca estuvo entre mis preferidas pero estuvo muchos años, los suficientes como para hacerme sentir su pérdida. ¿Qué cosas no? Un poco mas abajo Ashi abriendo la expectativa de la vida por llegar y aquí la muerte silenciosa y terca. Parece que ambas son inmanejables.
Hasta siempre minina, ojalá encuentres allá arriba un sofá igualito al mío donde te dejen despatarrarte a gusto sin dogos insolentes rondándote cerca.
Nunca estuvo entre mis preferidas pero estuvo muchos años, los suficientes como para hacerme sentir su pérdida. ¿Qué cosas no? Un poco mas abajo Ashi abriendo la expectativa de la vida por llegar y aquí la muerte silenciosa y terca. Parece que ambas son inmanejables.
Hasta siempre minina, ojalá encuentres allá arriba un sofá igualito al mío donde te dejen despatarrarte a gusto sin dogos insolentes rondándote cerca.
lunes, 5 de septiembre de 2011
La empleada del mes
A mi esto de los negocios no se me da. No soy el típico caso del que compra un circo y le crecen los enanos o del que lleva un tenedor en la mano justo el día que llueve sopa, no, no, en general he salido un poco mejor que empatado cada vez que decidí invertir en algo que no sea lo mío y no me fue mal, simplemente tampoco han sido éxitos memorables los que resultaron de cualquier intento de diversificación, hasta el día que la compré a ella.
Entre entonces y ahora, lleva rendidas utilidades por un valor equivalente a unas 40 veces el precio que la pagué y lo mejor es que no me propuse ganar plata, sólo favorecer a un viejo amigo que bien favorecido salió.
Y no solamente no ha defraudado jamás expectativa alguna sino que ha demostrado un compromiso mas allá del deber al adoptar como propios y criar amorosamente cachorros ajenos de sus compañeras de trabajo menos comprometidas por cierto (por eso Papá la quiere ¿de quién esa preciosa?).
Hete aquí que estaba una noche de esas mirando la tele apoltronado en mi sillón copa de vino a medio tomar cuando escuché un ladrido raro, por el tono y por la insistencia, en la puerta de la cocina. Como le conoczco la voz abrí diciendo "qué mierda querés Ashi" y ella me miró y entró sin mas, en abierta contradicción con la regla "en esta casa los perros se quedan afuera". Acto seguido se echó sobre el sofá y se puso a roncar a pata suelta. Bueno, quedate un ratito, cuando me vaya a acostar te saco.
Y déle llamarla y no me daba bola mas que para mirarme con esa mirada que decía "macho ¿somos socios o no somos socios?". Fue una transacción justa, da mucho para pedir tan poco, y desde entonces a cierta hora de la noche ladra para avisar "soy yo Ashi, abrime" y le abro.
Esta mañana, la ecografía reveló que será madre, por tercera vez, de al menos ocho cachorros a principios de octubre y no quedó mas remedio que otorgarle el merecido reconocimiento.
Ashi, la empleada del mes
Entre entonces y ahora, lleva rendidas utilidades por un valor equivalente a unas 40 veces el precio que la pagué y lo mejor es que no me propuse ganar plata, sólo favorecer a un viejo amigo que bien favorecido salió.
Y no solamente no ha defraudado jamás expectativa alguna sino que ha demostrado un compromiso mas allá del deber al adoptar como propios y criar amorosamente cachorros ajenos de sus compañeras de trabajo menos comprometidas por cierto (por eso Papá la quiere ¿de quién esa preciosa?).
Hete aquí que estaba una noche de esas mirando la tele apoltronado en mi sillón copa de vino a medio tomar cuando escuché un ladrido raro, por el tono y por la insistencia, en la puerta de la cocina. Como le conoczco la voz abrí diciendo "qué mierda querés Ashi" y ella me miró y entró sin mas, en abierta contradicción con la regla "en esta casa los perros se quedan afuera". Acto seguido se echó sobre el sofá y se puso a roncar a pata suelta. Bueno, quedate un ratito, cuando me vaya a acostar te saco.
Y déle llamarla y no me daba bola mas que para mirarme con esa mirada que decía "macho ¿somos socios o no somos socios?". Fue una transacción justa, da mucho para pedir tan poco, y desde entonces a cierta hora de la noche ladra para avisar "soy yo Ashi, abrime" y le abro.
Esta mañana, la ecografía reveló que será madre, por tercera vez, de al menos ocho cachorros a principios de octubre y no quedó mas remedio que otorgarle el merecido reconocimiento.
Ashi, la empleada del mes
Suscribirse a:
Entradas (Atom)