Uno hace cosas estúpidas por los amigos, y Tango (el de la foto supra) es mi amigo. Cada primavera sufro viéndolo peinar a contrapelo a Fierita (una perrita mezcla de "vulgar" con "de la calle") sin la más mínima oportunidad de concretar, y llevo un tiempo pensando en remediar eso. Nada es fácil ni viene dado, esto tampoco.
Me asesoré con los que saben; que hay que entrenarlo (se almorzaría al entrenador), que hay que exponerlo (lo siento viejo, hasta aquí llegó mi amor, no tengo presencia de ánimo ni tiempo para esas mariconadas), que no se cuántas cosas más, y todo para que el pobre cristiano le vea la cara a Dios. Vamos mal, estamos meando fuera del tarro, los grandes problemas tienen grandes soluciones: qué exposiciones ni qué mierda, lo que necesita es una hembra en edad de merecer.
En este punto talló la Tana; que no puede ser una perra adulta porque en esta casa viven (y desfilan) niños (propios y ajenos) a los que debe acostumbrarse, que los dogos adultos traen mañas, que es mejor una cachorra que se amolde a nosotros y que Tango espere un poco más.
<¿Por qué no te vas a cagar Tana?> juraría que le oí decir a mi perro.
En fin, busqué, hallé, desembolsé y compré. Esta es Ashima (Ashi para los íntimos), cumplió seis meses, llegó el sábado y tiene los días contados. Unos 240 días más o menos.
Pregunta Lola cómo sabremos cuando ella y Tango tengan la "romancia" (derivación insospechada y de significado incierto del sustantivo romance); muy sencillo - le digo - cuando aparezcan los cachorritos.
Por cierto Ashi, vos creyéndote la única y eras apenas una de ellas.
N. del A.: Le conservamos el nombre que traía para no sumarle otro factor de estrés.