Con los años se me van desdibujando los detalles de algunas situaciones vividas. No recuerdo sino el hecho principal y unas cuantas circunstancias conexas.
Lo que nunca se me va de la memoria son las caras que pusieron sus personajes en aquel momento crucial. Aquí la primera.
Pablo se ahogó
Recién llegados a Villa Gesell de vacaciones con mis padres y hermanos, cuando no era más que un caserío insulso junto al mar y todavía poco concurrido, nos pusimos mi hermano Gustavo y yo a ayudar a mi padre a descargar el auto y entrar las cosas al chalecito alquilado.
Estábamos a mitad de la tarea cuando Gualo (es la forma apocopada de gualicho, apodo con que nos referimos a él hasta hoy por ser más malo que dicho ardid brujeril), afrechudo por despuntar el vicio, me sugiere que larguemos todo y nos vayamos un rato a la playa. La idea me encantó y hacia allá partimos de malla y ojotas huyendo del radio de control paterno; serían las 5 de la tarde.
Dejamos nuestras pertenencias al lado de uno de los pilares del muelle y nos metimos nomás. Gesell es conocida por los bancos de arena que se forman pasando la rompiente de las olas y como nado muy bien desde chico me alejé bastante de la costa.
Gualo me perdió de vista (según él después de que me tapó una ola no volvió a verme salir) y empezó a cogotear buscándome. Como las distancias en el mar son engañosas no me encontró y empezó a desesperarse (eso es algo que sacó de mi vieja). Se dió por vencido y volvió a la casa presa del pánico.
Cuando me cansé de estar en el agua fuí a buscar mi remera y ojotas al lugar donde las había dejado y para mi sorpresa ya no estaban ahí. Quién puede ser el hijoderemilputa que se robó mis playeras pertenencias iba yo maldiciendo mientras caminaba descalzo, en bolas y empapado por las pintorescas callecitas de ripio que por entonces tenía la villa.
Unas dos cuadras antes de llegar me atajó un amigo de mi viejo y me suelta: Ah, estás vivo, entonces mejor buscate un lugar para esconderte porque tu viejo te amasija. Fido, ese era su nombre, siempre me había parecido un pelotudo, así que no le dí importancia al mensaje. No podía armarse tanta bronca por una huída furtiva de 2 horitas a la playa.
Caminé otra cuadra (ya con los pies en llagas) y veo a mi madre doblar la esquina con la cara desencajada. Se avalanzó con sus 110 kilos sobre mí y con la cara bañada en llanto y entre sonidos guturales me abrazó y me besuqueó histéricamente.
Segundos después apareció Papá en la escena y esa es la cara que recuerdo. Cuando me miró tenía el gesto perfecto para compendiar todas las emociones que lo embargaban al mismo tiempo: miedo irracional, desesperación y alivio profundo mnezclados con la típica ira descontrolada que, abatiendo los frenos inhibitorios de la psiquis humana, suele desembocar en homicido las más de las veces. El corría hacia mi y mi instinto de supervivencia me aconsejó alejarme en la dirección opuesta a la mayor velocidad posible. Que no fué mucha, así descalzo y sobre ripio. Me alcanzó y emitiendo un sonido constante e ininteligible (parecido a gggrrrrssssffffflllllsssss) me cagó a patadas para el campeonato.
Cuando volvió la calma yo era un sólo interrogante ¿qué carajo había pasado?. Más tarde me explicaba Mamá que Gualo, al perderme de vista, me había dado por muerto, así sin más. Recogió mis cosas (total los muertos no necesitan ojotas) y volvió a casa con la trágica noticia. Nadie dudó ni por un momento su historia y se montó de una el operativo rescate del cuerpo ahogado.
Más tarde me aseguré de compartirle a Gualo algún que otro cazote acumulado en exceso por nabo, jetón, meterete y alacahuete.
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7 comentarios:
Qué edad tenías cuando sucedió? (Ahora me dice 23 años...),
Yo, que tu madre, te recagaba a patadas!
Una cosa puedo deducir del relato y es que Gualo, inmediatamente tomó poseción de tus pertenencias, creyendo haberlas heredadas de facto.
Yo tendría 13 o 14 y le llevo 3 a Gualo. Somos el 2º y el 3º de un total de 4 hermanos varones.
En efecto se llevó mis cosas razonando pragmáticamente que los muertos no necesitan nada.
Posteaste a las cinco menos diez de la mañana ¿qué hacés despierta tan temprano?
Y vos me respondiste a las 6:51.
Tenés mal ajustado el reloj de tu blog, zapato!
Ahhh, Caramba! así pues sí (El Chavo dixit)
No hay manera de sacar los números de verificación?
Te son muy útiles, Pablo?
Porque son un plomo!
Con mucho gusto atendería tu petición, Sonia, si supiera 2 cosas:
1)¿qué son los números de verificación?; y
2)¿cómo se sacan?
No soy zapato, soy ignorante igual que vos (y que todos) aunque no de las mismas cosas.
Ignorante sho?
SHO???
Ahi te fue un mail con las indicaciones para sacar esos numeritos de merda.
Pst! Ignorante sho!
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