jueves, 13 de marzo de 2008

Preferencias

A Goyo le encantan las mujeres. A sus tres añitos tiene bien entendida su naturaleza proveedora (no la suya propia obviamente sino la de las féminas en general), su disposición al mimorreo alcolchadito de las tetas, su paciencia y su tendencia congénita a saber lo que debe hacerse en cada caso y en todo momento.
En particular idolatra a su madre -como cabe esperar- contra quien pasa el tiempo que puede literalmente incrustado. Pero también disfruta de su hermana mayor (22), de sus abuelas (más la materna que la paterna respecto de la cual tiene algunos reparos y no lo culpo), tías, personal doméstico, maestras jardineras, pediatras y otras profesionales de la salud, etc., etc., etc. Su máxima en la vida parece ser: "Si tiene tetas es morrongable y por lo tanto confiable".
Conmigo en cambio mantiene una relación convencional (y por defecto) de padre-hijo, signada por las correrías propias de varones (en lo que su corta edad alcanza y mi autoridad paterna permite), pero sin dudar un segundo interrumpe cualquier cosa para acudir al llamado de su madre y hundir la cara en su vientre (el de ella claro, no el de él, lo cual por otra parte es materialmente imposible).

Hay un sólo caso en el que cede su temprano afecto por el género opuesto y es cuando le toca tratar con su hermana Lola, apenas mayor. Y es que en tantas batallas libradas con dispar fortuna (perdiendo casi siempre), por cualquier causa que pueda ser materia de disputa, Goyo ha cultivado un no injustificado recelo hacia ella. Podría decirse, por la expresión de su cara cuando Lola se le acerca, que le provoca idéntica ternura que la que podría inspirar una tarántula regular. Sólo hay una cosa peor que Lola para él, y es la coincidencia físico-espacial de ella con mi sobrina Guillermina (ambas de la misma edad). La siguiente secuencia fotográfica me exime de mayores abundamientos.





Acaso tan pequeño, tenga ya adquirido cierto conocimiento de capital importancia en la vida de un hombre: La confiabilidad de las mujeres es inversamente proporcional a su número.

11 comentarios:

Luisa dijo...

Qué cara!! lo mejor es el gesto de terror (sin exagerar,ehh?) y la cara de pose de modelos de las dos diablillas...si, Pablo, a veces no sabemos si lo que queremos en realidad es dar un abrazo o ahorcar al susodicho...Goyo parece ser que ha notado la diferencia.

Pablo dijo...

Y lo peor es que cuando esas dos hacen cosas en yunta, Goyito se acerca (precavido) a ver de qué se trata y lo echan afuera como ropa con piojos. Es una lucha. pobre Cristo!

Anónimo dijo...

Pobrecito ,que cara de pánico !!!y las dos mujercitas ya pintan como futuras brujas...Sí ,eso dicen de nosotras .Pienso que en algunos casos tienen razón...

Anónimo dijo...

no, si mirando las fotos solo se puede sentir pena por ese chico... eso es lo de "más fome que bailar con la hermana..."

Pablo dijo...

No es pánico, Julieta, es profundo desagrado. Y si Pal, con el tiempo le encontrará alguna ventaja al hecho de ser hermano menor de Lola, pero por ahora va a pura pérdida.

Anónimo dijo...

Falta la tercera foto, Goyo huyendo despavorido en el avioncito azul...

Pablo dijo...

Así es, Ashi, con pasaje abierto a cualquier parte.

*La Casalinga* dijo...

Que aprenda desde chico a defenderse! Que conozca las tretas para zafar de la maldad femenina.
Que esté con la hermana y la primita juntas, será un ejercicio que, el día de mañana, le habrá forjado el carácter.

Qué lindo es!!!!

Pablo dijo...

Y si Sonia, lo que no nos mata nos fortalece decía Niesstche. Espero que Goyo sobreviva.

*La Casalinga* dijo...

Cuando empiece a leer, sugerile que lea mi blog, sobre todo los post en los que hablo de las mujeres.
En algo quiero colaborar para que no se extinga.

Pablo dijo...

Gracias, Sonia, de parte de Goyo y de todos nosotros (la mejor mitad del género humano).