No recuerdo haber esperado con tanto ansia un evento. Las 9 de la noche del viernes 19 de octubre de 2001 llegaron junto con la sospecha firme de que el horizonte era algo tan alcanzable como cualquier otra cosa.
Toqué timbre con las manos llenas; un vino que había dormido diez años, un ramo de rosas y una caja de bombones (el protocolo completo). Ella estaba espléndida con aquel vestido negro, lo bastante sobrio como para no delatar abiertamente sus encantos y lo bastante ajustado como para adivinarlos sin tanto esfuerzo. Había trabajado para crear el ambiente propicio, todo estaba dispuesto con muy buen gusto.
Una charla breve, algunos acercamientos decorosamente efusivos y la cena. Yo sentía como si mi garganta terminara en el vacío, como si no tuviera vísceras, pero aún así comí todo lo que me ofreció (cóctel de camarones, lomo con vegetales caramelizados y un postre hecho de frambuesas, crema y merengue). El banquete debió haber estado a punto porque en cierto momento de la cena ella puso su mano sobre la mía y desde entonces en adelante corté la carne con el tenedor usando solamente la mano libre. "Sentate en el sofá, ya traigo el café".
Jacinta (su simpática gatita) malinterpretó las señales que le dí. No acababa de sentarme cuando saltó jubilosa a mi regazo y se puso a cazarme la corbata. Con cautela, sin estridencias y disimuladamente le metí semejante sopapo que aterrizó sin escalas bajo la mesa y allí se quedó observándome agazapada (vos no me vas a cagar la vida gata de mierda). Cuando vino su ama y se sentó al lado mío, volvió triunfante a la carga enrostrándome su inmunidad diplomática. La Tana la apartó y tras algunas insistencias perdió momentáneamente el interés en nosotros.
Pero nosotros no, nosotros seguíamos bien interesados en nosotros. De la confidencia a las caricias fuimos y volvimos varias veces hasta que se hizo arduo decir algo que realmente mereciera la pena ser dicho. Mis manos, con su nueva vocación recién descubierta, la atrajeron hasta que no cupo un alfiler entre los dos.
De ahí en más, la parte racional de mi cerebro cedió ante la avanzada de las funciones autónomas que tomaban por la fuerza el gobierno del cuerpo. No hubo negociaciones ni escaramuzas, fué un derrocamiento brutal, sin prisioneros. Tenía vagamente presente los "prodigios frágiles" sobre los que me había advertido en un susurro y esa incómoda sensación, como de irme sin pagar la cuenta, que había estado postergando para dedicar mi energía a mejores propósitos. Sin embargo resultaron una pobre frontera para mi deseo que soltaba galope tendido con toda la inmensidad por delante. Ella, como las flores, consciente de la brevísima existencia del rocío, se abrió a su urgencia delicada.
Cuando los sólidos alcanzan la temperatura de fusión, lo más sensato es dejar que se fundan.
Con su cabeza recostada contra mi pecho, reparé en dos puntos brillantes, inmóviles en la penumbra. Eran los ojos felinos de la única testigo de los hechos que amenazaba sigilosa con alcahuetear a los cuatro vientos lo que había visto. Parece que quedó seriamente perturbada por el escándalo a juzgar por las secuelas psicológicas que hasta hoy le duran.
"Quedate" - había que aprobar las cuentas y darles finiquito - "Volveré".
jueves, 24 de abril de 2008
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14 comentarios:
Finalmente! Llegaste a Betelgeuse
Cuando nos cuentas de que tocaste el tiembre con las manos llenas...Un recuerdo fugaz de mi padre se cruzó y dije..shhh,que el bueno de Pablo está a punto de entrar,por favoooor!!!...Y nada, el recuerdo terco, salió y me dejó la frase suelta: Mañana cumplo años,así que pondré un timbre en el suelo en la entrada de la casa, porque lo más seguro es que traigan las dos manos ocupadas de los regalos que van a traerme o de plano tendrán que tocar con los codos....
Vi la frase pasar todavía arrastrando al ese del final y seguí escuchándote ya tranquila....y qué tranquila ni qué ocho cuartos!!! esto...esto es inmoral..y encima la gata viendo!!!
(escandalosamente bueno)
me encantan los dos.
tiembre, es TIMBRE...sí, sigo nerviosa y temblorosa.
adiós, me voy a leer algo más tranquilito, para no mayores de 6 años...
Ashi, todavía faltaba ponerse a la altura de la conquista, pero yo tenía una sensación parecida a la que seguramente experimenta el jugador que levanta con las dos manos la Copa del Mundo ante la mirada de la humanidad.
Luisa por favor guardame el secreto, acá la Sociedad Protectora de Animales es muy influyente.
"De ahí en más, la parte racional de mi cerebro cedió ante la avanzada de las funciones autónomas que tomaban por la fuerza el gobierno del cuerpo".
Qué cosa cuando se pone anárquico el cuerpo de uno!
Fuiste con corbata?
Cuando te fuiste, te la volviste a anudar en el cuello?
Sabés que no me acuerdo. Sé que cené con la corbata bien anudada porque así soy yo de formalito, pero no recuerdo si me la volví a poner.
Viste? así es como terminan apareciendo las dos putas líneas rojas en el evatest.
ya me canso de decirle brujita a So....PERO que conste en el acta señor juez, que yo también me fijé que traía corbata...Y en cuanto a eso de la anarquía corporal, ¿no fuiste tú Pablito el que contó la aventura con la enfermera ..sí, estoy segura, fuiste tú....porque fue tu primer post....¿acerté?, en un momento me cercioro...
Hace rato estaba pensando en cuánto tiempo tardaron en verse en persona,es decir, cuánto tiempo estuvieron sin conocerse físicamente desde que hablaron por primera vez....
Bastaría con ver las fechas de las cartas, oero te dejo que te sigas regodeando en tu historia....que nota aparte, que me encanta oir.
Che! Imagino que te la habrás sacado, no? O es que te quedaste desnudo, con la corbata y los calcetines puestos?
Yo brujita? Yoooo? Pero si soy una primorcito! Puras injurias!
Era una médica radióloga, y si fui yo (los hombres no entendemos razones cuando se nos para, es decir cuando no se nos deja continuar, o sea cuando se nos detiene)
También se puede leer sin una calculadora en la mano, Luisita.
Y si justamente para eso llevé la corbata, para parecer un stripper del Golden.
Eso de descubrir los ojitos amarillos mirando gravemente en la oscuridad en el momento cumbre, me ha pasado, provocándome ataques de risa.
Y descubrir los ojitos de mi hija en la misma situación, ataques de pánico.
A mí también Ashi, ya te contaré.
mier... a todos nos a pasado? hooorrooorrr...
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