miércoles, 30 de diciembre de 2009

En algún punto del litoral atlántico ...

... estaré los próximos 15 días, de primera intención bronceándome bajo los dorados dedos del sol con los pies lamidos por las olas, la vista fija en el horizonte y una lata de cerveza en cada mano. Este cuadro, según mi propia experiencia, puede sufrir algunas contingencias pero en lo esencial mantiene su imperio; la cerveza no cambia aunque tenga que perseguirlo a Goyo por toda la playa. En fin, para constancia, esta casa permanecerá abierta aunque un poco desatendida.

Quería también contarles que pensé especialmente en ustedes al momento de brindar, pelo a pelo igual que en el resto de mis seres queridos, y espero que algunos - si no todos - los buenos deseos que de corazón me inspiraron les vayan llegando a lo largo de este año. Por orden estrictamente alfabético:

A Ashi que siempre que se tope con el río sea porque ella fué a su encuentro y no a la inversa.

A Dosto que gane el premio Pullitzer.

A Juan que venga por fin a su casa en mi casa que ya di vuelta el asado y tengo el vino descorchado y respirando (podés pasar por Monterrey antes).

A Julieta que sea convocada por el coro estable del teatro Colón y la lleven de gira por el mundo.

A Laura-E que se harte de comer panqueques y tomar cava sin engordar un solo gramo.

A Linda que pase pronto la tormenta sin pérdidas que lamentar.

A Luisa que sea este el año en que pueda volver a respirar Patria junto a todos los que ama.

A Lulú que se libere por fin del yugo esclavizante de ya saben quién.

A Martín que encuentre lo que busca y que sea bueno.

A Palita que apruebe con honores su tesis obteniendo el reconocimiento moral y monetario (si ha de faltar alguno que sea el primero) que merece por su esfuerzo.

A Sonieta que le crezcan ya saben qué, se le reduzca lo otro (que viene a ser el anverso), le desaparezca toda mancha de vellos impúdicos de la frente y su lavarropas se subordine a los mandos naturales (a fin de cuentas resultó un deseo más para su marido que para ella, y bue salió así).

A Trenaluna que le aparezcan otras vías donde volcar su pluma, más dignas de su talento (pero que no por eso desatienda las que ya tiene).

Y a toditos todos, la mejor de las fortunas en salud y rodeados de amor.

martes, 15 de diciembre de 2009

La letra A

¿Se acuerdan?

En el cielo no la hubo
en el mundo no se halló
Dios con ser Dios no la tuvo
pero a un Ángel Dios la dió


Un antiguo post de Luisa me vino al dedillo para sortear una conversación recurrente con Lolita:

- ¿Por qué yo nunca tengo plata?
- ¿Y para que querés si te compramos todo mamá y yo?
- Pero es que tengo mi monedero vacío y vos tenés billetes en tu billetera, yo quiero tener un billete de 100
- Mirá Lolita, uno gana plata con su trabajo o con su inteligencia, te voy a hacer una adivinanza y si me decís la respuesta yo te doy los $ 100.

Cuadra advertir sobre dos cuestiones; la primera es que el trabajo y la inteligencia aplicada como medio de procurarse emolumentos admiten - ambos - las variables legítima e ilegítima, quiero decir que para el chorro salir de caño es un laburo; la segunda es que la suma pretendida - aunque exigua en su poder adquisitivo - representa unos U$D 25 o 20 euros - compra sin embargo unas cuantas pelotudecitas si se tiene en cuenta el perfil consumista de una nena de 7 años. Con estas aclaraciones vamos al meollo del asunto.

Yo contaba con que ella tardaría en acertar siendo alumna de primer grado con apenas rudimentos de lectoescritura, pero no es chica de mancar al trote y siguió todos los caminos a su alcance. Empezó por indagar a los adultos que la rodean en casa, en la escuela, en la familia ampliada pero nadie sabía la respuesta. Le fallaron su madre, sus compañeritos, su maestra Caro, su profesora de catequesis, sus tíos, sus abuelos, Eva (bueno, es más fácil sacarle aceite a un ladrillo que Eva tenga un rapto de lucidez) y finalmente volvió a mí pidiendo más pistas que por supuesto no le dí porque ello colisionaba frontalmente con mi interés en conservar el billetote por más tiempo.

Pasaron los meses y un día me preguntó cómo es que vine a saber esa adivinanza y le dije la verdad - Luisa me la contó. La cosa quedó en el olvido y siguió y siguió ensayando respuestas, algunas de ellas muy imaginativas, si una virtud tiene es ser seguidora como perro de sulky.

Hace unos días, ya de noche con la casa en calma y los niños acostados, Luisa llamó y estuvimos hablando un buen rato hasta que Lolita pidió permiso para bajar a servirse jugo hecho lo cual se plantificó al lado mío y empezó a moscardear:

-¿Estás hablando con Luisa, no? ¿me pasás con ella un minuto que quiero saludarla?

El impass me venía bien porque quería servirme más cerveza y buscar los cigarrillos así que le pasé. Hablaron unos momentos, pero no ahí donde pudiera verla y escucharla, no señor, estiró el cable hasta entrar en la cochera, cerró la puerta divisoria y murmuró. Después volvió y chau Luisa muack, muack, te paso con papi. Apenas reanudamos la charla Luisa confesó que Lolita le había preguntado la respuesta y ella se la había dicho.

Así las cosas esperé que al día siguiente me asaltara con la primera luz reclamando su premio pero no; dejó pasar dos semanas para diluir toda sospecha posible de haberse valido de ayuda extracurricular. Bien turrita que se dice. Cuando le pareció prudente volvió a la carga:

- La respuesta es la letra A
- ¿Adivinaste vos solita?
- Te dije la respuesta quiero mis cien pesqui
- ¿Pero la adivinaste o te la dijeron?
- Vos dijiste que si te decía la respuesta me dabas los 100 pesos y yo te la dije.

He aquí un conflicto de derecho. Dispone el artículo 931 de nuestro código civil "Acción dolosa para conseguir la ejecución de un acto, es toda aserción de lo que es falso o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación que se emplee con ese fin"; definición que efectivamente abarca todos los medios que se pueden emplear para engañar, de los cuales dicho sea de paso, Lola no dejó alguno en desuso. Retomando la condición habilitante ¿inteligencia y trabajo? sí que los hubo (y tanto), pero no legitimidad, lo cual me deja como padre (y como hombre al que le gusta estar detrás de su palabra y honrar sus compromisos) en un verdadero intríngulis.

¿Qué opinan, se ganó en buena ley los 100 pesqui?