miércoles, 23 de abril de 2008

9.

No hay nada más inspirador que ponerse en ventaja en los primeros diez minutos de juego. Habíamos ido más allá de las palabras (dudaba si fué mi iniciativa o la de ella) y no estaba dispuesto a dejar que la cosa se enfriara.
Tenía por delante una semana bien movida pero me hice tiempo para llamarla el martes. Me contó que estaba haciendo un taller literario con una autora muy prestigiosa en la Universidad de Las Madres de Plaza de Mayo y que cursaba los miércoles a las cuatro y media de la tarde. Estaba ofendida con su Presidenta (doña Hebe) por las simpáticas declaraciones que hizo a propósito del atentado a las torres gemelas, pero iría, según me dijo, de todos modos.
Ese miércoles yo debía tomar examen en la Facultad; la mesa se abría a las cinco y media. Estaba perdido ("cuando no estoy con vos ando como perdido"), y, en pleno síndrome de abstinencia, no hacía otra cosa que pensar en los holluelos de su sonrisa. Había que hacer algo.

Llegué temprano a la oficina y llamé a mi secretaria.

- Por favor buscame en las páginas amarillas, en internet o como sea, la dirección de la Universidad de Las Madres de Plaza de Mayo.
- ¿Por qué? ¿qué pasa? - preguntó.
- Porque allí enseña un viejo profesor mío que me enteré que está muy mal de salud y quiero pasar a saludarlo - insistí.
- ¿Y por qué no preguntas en la UBA o te averiguo la dirección de su Estudio en la página del Colegio Público? - siempre la misma respondona.
- Maru por favor hacé lo que te digo (no tenía energía para discutir)
- Bue ... está bien. Por fin.

Volvió como a la hora y media con la dirección anotadita en un papel. Me contó que había llamado a los dos teléfonos que obtuvo y que la primera vez la sacaron cagando: "Eso es de la Línea Fundadora" le ladraron. Parece que entre las Madres se llevan como el culo. (Cómo puede haber gente que se pelee pensé). Quedaba en Congreso, barrio que tomó su nombre de la estación de subte que le pasa por debajo.

- Bien, ahora conseguime un lugar donde comprar flores en Congreso - le pedí.
- Pero no era un hombre al que ibas a ver - no se le escapaba nada.
- Sí pero también conozco a su mujer y enseña en el mismo lugar (hacéme el maldito favor de dejar de cuestionarme).

Cumplió el mandado. Ya estaba listo.

Por entonces había marchas todos los días frente al Congreso, el taxi me dejó a un millón de cuadras. Salí de la florería con la lengua afuera, portando una sola rosa ecuatoriana, de tallo casi tan alto como yo. A las cuatro y cuarto estaba parado como una estaca en la puerta esperando que ella apareciera. Llegó cuatro y veinticinco, teníamos cinco minutos para tomar un café y yo aproveché cada segundo para mirarla. En cierto punto volqué la taza mientras me inclinaba sobre la mesa intentando volver a besarla.

"Este viernes voy a cocinar para vos" - cinco palabras pueden perfectamente representar el Cielo.

Nos despedimos, otro beso en la calle (es curioso, hasta ese día me habían molestado los desubicados que dan espectáculos impúdicos a la vista de todo el mundo) y otro taxi. Tenía apenas tiempo de llegar a la UBA puntual.

Éramos dos tomando exámen (otra adjunta y yo) y los alumnos eran cien mil. Puse el oído en piloto automático mientras escuchaba el disco rayado de sus mentes huérfanas de conocimiento. Completé el Acta y se la dí a Virginia (mi compañera) para que la firme.

"Aprobaste a casi todos" - dijo - "quiero un poco de lo que vos estás tomando"

"¿Ehhh?"

13 comentarios:

*La Casalinga* dijo...

El tipo estaba emboludecido por el amor!

Evidentemente, cuando encontramos a la persona adecuada, nos devuelve mejores personas.
Los alumnos, chochos.

Anónimo dijo...

Qué hermoso tener esa ilusión, las hormiguitas en el estómago... Se tiñe el mundo de otro color.

Pero lo que nunca nunca nunca nunca hubiera ofrecido yo para enganchar a alguien es ofrecerle que coma algo cocinado por mí.

Pablo dijo...

Sonia, mis colegas no podían creerlo. Mi histórico 30% de aprobados daba por tierra después de varios años de docencia. Durante algún tiempo (porque luego recuperé la cordura) me apodaron El Tatita.

Pablo dijo...

Cierto Ashi, todo me enternecía, los maricones, los alumnos, todo.
A la Tana se la da bien cocinar y eso definitivamente selló la suerte de nuestra historia.
Próximamente los detalles.

Anónimo dijo...

chuatansen! yo que estoy tratando en la vejez, de volver a las aulas y quitarles a los profes el diploma que me deben, voy a tener que buscarle novia a la vieja esta?? (la vieja esta, es más joven que yo... poco, pero más joven)... puchas!!!en fin tengo como un año hasta allá...

pd
Ashi, por lo que se lee en lo de Gin, tampoco necesitas cocinar... juajajajaaaaaa...

Luisa dijo...

"Este viernes voy a cocinar para vos" - cinco palabras pueden perfectamente representar el Cielo...
Si 5 pueden representar el cielo...SIETE mejor ni te cuento!!!

Pablo dijo...

Claro Pal, cómo no pensaste en eso antes. Empezá a presentarle gente a lo pavote y te presentás a rendir con sólo una leída ligera.

Pablo dijo...

Sí, Luisita, si.

Anónimo dijo...

Y, Pal, hay que sobrevivir en la jungla. JAjajajajaja!

Anónimo dijo...

¿ Y, nene?
¿Cómo sigue la historia?
Dale que el fuego ya está chamuscándome el vestido

*La Casalinga* dijo...

Imagino que a tu compañera no le habrás dado de eso que estabas tomando, no?

Pablo dijo...

No se pierdan el próximo capítulo a la misma batihora y por el mismo baticanal.

Pablo dijo...

Ay no Sonia, Virginia se parece a esa preceptora tuya que se murió de puro fea.