martes, 22 de abril de 2008

Otro tema

Esta mañana miraba el programa Mañanas Informales mientras terminaba de vestirme. Ya no es igual sin Guinzburg.
Una nota de color me llamó la atención: Con alarde de un desvelo social inusitado el amigo Roni Arias entrevistó al pintoresco grupo de personas (en su mayoría madres jóvenes con ristras de críos colgados de las tetas) que diariamente se autoconvocan en el cinturón ecológico, mas o menos a la hora en que empiezan a descargar los camiones recolectores, para hurgar en la basura buscando su supervivencia. La cámara no ahorró los detalles escalofriantes (todo sea por la verdad verdadera), podía verse a esas chicas comiéndose lo que sacaban de las bolsas de residuos y dándoselo a sus hijos.
El periodismo es un sacerdocio, no puede quedarse en el mero descubrimiento, en la noticia fácil y entradora, así que fueron por más. Eligieron entre las pobres gentes a una chica (desmejorada por el rigor pero ciertamente preciosa) que tuviera el número suficiente de dientes y neuronas útiles como para no malgastar esfuerzos de maquillaje y minutos de aire, respectivamente, y la llevaron al programa para entrevistarla.
El profesionalismo sagaz de estos nobles comunicadores sociales puso las cosas en blanco sobre negro:

- ¿Alguna vez comiste algo en mal estado? preguntó la simpática Ernestina.
- Yo siempre pruebo antes de darle a los chicos, si encuentro queso por ejemplo, me fijo que no tenga esa capa verde que se le forma cuando está feo.
- Yo sé que vos no elegiste esto (un capo Roni), pero ¿por qué seguís haciéndolo?
- Porque cobro $ 350 del plan pero lo gasto todo en el alquiler de la pieza y no tengo para darle de comer a los chicos.-
¿Y qué fué lo más extraño que encontraste en la basura? (de nuevo la incisiva Ernestina).
- Una vuelta encontré un billete de $ 50, estaba chocha, pero al final era falso.

Después de esto, la lúcida reflexión final del entrevistador: "No somos concientes del bien que haríamos si todos separáramos los residuos de alimentos del resto de los deperdicios para que no se mezclen".
Allí señores, sin lugar a dudas, está la clave de bóveda del problema: Cuanto menor sea el número de bolsas a revolver, mayor será la probabilidad de encontrar alimento en condiciones.

Y el gracioso desenfado de Ernestina: ¿Qué le pedirías al Estado o a la gente del CEAMSE (empresa recolectora)?
- Ellos son muy buenos, siempre nos dejan revisar tranquilos, hasta la policía (mencionó incluso el nombre del comisario) no nos molesta. Lo que yo necesito es una vivienda (se le olvidó mencionar los detalles edilicios y la ubicación de su preferencia) para no tener que pagar $ 350 de alquiler y poder comprar en el supermercado como todo el mundo. Sabe que pasa? cuando uno llega al basural pierde dignidad porque toma el lugar de las ratas, de los perros callejeros (dijo en medio de sollozos muy bien calculados la frase que seguramente le estaría soplando alguien de la producción).

Una cosa me vino a la mente después de mirar la entrevista. ¿Dónde mierda quedó la tan trillada sensibilidad de los homosexuales? Y no estoy discriminando al amigo Roni, porque cuando yo discrimino uso casi siempre la expresión "puto de mierda" separando y enfatizando en cuanto sea posible cada una de las letras de la palabra M I E R D A.

Me pasa como a Duda, tengo los huevos al plato. Me cansa el desfile cotidiano de mangueros y vendedores variopintos en el tren, los desconsiderados de cualquier bando que cortan rutas, los políticos y sus soluciones con fecha de vencimiento (generalmente coincidente con el fin de su mandato), los que se quejan, los que no, todos me inflan.

Hace rato que vengo pensando en una idea y no me atrevía a decirla en voz alta: a lo mejor la solución está más próxima al problema de lo que creemos, a lo mejor no cuadra esperarlo todo del Estado o de las "fuerzas vivas", a lo mejor no son los políticos que votamos cuando arreglan nuestra calle y les retiramos nuestra lealtad si destinan ese mismo dinero a la educación y a la salud que revelaron hace tiempo su sobrada idoneidad para impulsar la movilidad social ascendente y disminuir el incómodo número de pobres que nos rodean, a lo mejor no alcanza con apartar de la vista el espectáculo obsceno de la miseria, y del paso los insolentes montículos de excremento humano que diariamente pisamos.

A lo mejor no podemos ser sin "el otro" y todavía no lo entendemos.

8 comentarios:

*La Casalinga* dijo...

Pablo:

he visto varias notas de ese tipo pero con más crudeza que la de una mujer hablando y contando que revuelve entre la basura para encontrar algo que comer: he visto, directamente a esa pobre gente haciéndolo in situ, cuando pasando por el cinturún ecológico, se ve al costado la tremenda imagen de los chicos llevando bolsitas, con la policía custodiando. Me parte el alma y a veces, me despierto pensando por las noches en eso.

En mi blog, dijiste que aquí mismo me responderías y no encuentro la respuesta a mi quejoso post.
No tiene nada que ver con esto lo que escribí.
Qué me querés decir? que meto a todos en la misma bolsa? Nooo! De ninguna manera!
Una cosa son los pobres de toda pobreza y otra, los pobres de espiritu. Los que creen que vos o yo somos los culpables de su situación y exigen que seamos nosotros los que la resolvamos y, para eso, recurren a la violencia.

Por supuesto que es el estado quien debe ocuparse de ellos! Por supuesto que, junto con la educación y la salud, son el punto más vulnerable y urgente de los temas para solucionar.
Y adonde está mi aporte sensible? En el pago de mis impuestos; en el cumplimiento correcto de mis obligaciones de ciudadana; en quejarme cuando pretenden bajarme línea con ese tema de los ricos contra los pobres.
Yo ayudo y mucho y no necesito publicarlo en ninguna parte, pero puedo hasta cierto punto y no corresponde deshacerme de lo que tengo para cubrir las necesidades de esta pobre gente. De eso se tiene que ocupar el gobierno en lugar de hacer sus propios negocios.

Me duele tener tanta cantidad de indigentes en este pais, de gente sin posibilidades siquiera de soñar con tener los mismos derechos que los demas.Pero mi casa o la tuya, no es la casa de gobierno. Para eso, están los que ostentan poder a codazos limpios y a los que les lleva toda la vida ocupar el puesto de privilegio que tienen con sueldos de vergüenza.

Un solo par de anteojos de la presidenta, cuesta lo que muchos, muchisimos litros de leche para estos chicos de la miseria.
Qué puedo hacer yo desde mi casa mas que quejarme por eso? Dejo de comprar papel higiénico y les dono el equivalente en dinero?

Sabías que USA quiere intervenir en el impenetrable chaqueño para, segun dicen, echar manos a la inmensa pobreza que se respira alli? No te da vergüenza como argentino? No le da vergüenza a este gobierno que, y esto lo sabemos que es asi, les paga a los imbéciles para que vayan a hacer bulto en los actos electorales? Por qué no les da esa guita a los que realmente lo necesitan?

Ahora, vuelvo a preguntar:

qué tiene que ver este post con el mio?
Yo hablaba de la censura para criticar éstas y otras cosas con las palabras que cada uno sienta que debe ponerle a la cuestión. Yo hablo de esa sisceptibilidad inventada para tapar el verdadero problema. Yo hablo de que se pierde energía valiosa en buscar el pelo en la sopa mientras la sopa se enfría y no se la termina tomando nadie.

Pablo dijo...

Sé que tenés buenos sentimientos, Sonia, así que no te ofusques.
¿Qué tiene que ver tu post? Simple, todo proviene de la misma fractura; el "ocupa", el "piquetero", el "boliviano", el "que anda con el auto hecho mierda", el "delincuente", todos ellos son "el otro que no sos vos".
Claro que ningún esfuerzo individual (ni siquiera el de Bill Gates porque sus contadores lo amasijan) puede paliar este sufrimiento. Tampoco el Estado, la Iglesia, las instituciones de caridad, las fundaciones ni ningún otro ente singularmente considerado.
Mi teoría, Sonia, es que aceptando al otro se empieza a construir.
No hablo ya de discriminación cero (coincido plenamente con el criterio de Barcelona) porque no discriminar no implica llanamente aceptar. Hace unos días vino a cobrar la cuota la cadeta de la empresa de seguridad. Mi empleada abrió la puerta y la pendeja le preguntó ¿está el señor o la señora?. Podría haber dicho "vengo a cobrar" pero (no conscientemente por supuesto) le sugirió "busco a un otro semejante, a un otro que no sos vos". A eso me refiero, nada más.

*La Casalinga* dijo...

Creo que estás hilando fino, Pablito.

En primer lugar, aceptar, se puede aceptar al diferente en tanto y en cuanto esa diferencia no implique desestabilizar el derecho de los demás. Es decir, puedo aceptar, aunque no entienda el porqué, que los testigos de jehová no permitan que se les haga transfuciones de sangre para salvar sus vidas. Acepto, pero no me jode. Es su decisión.
Pueda aceptar, que haya gente de diferente estartura, color, forma de nariz, que tenga la lengua más larga o más corta.
Puedo aceptar que haya gente con menos diplomacia para decir las cosas, con más sensatez, que haya quienes elijan vivir con las ventanas cerradas o que se vistan de colores oscuros o se hagan tatuajes.
Acepto a los gays, a los travestis, a los constipados, a los culones, etc etc etc


Todo puedo aceptar.

Lo que no VOY a aceptar nunca, es que haya gente que decida vivir (decida) de manera que invada mi propia vida y coarte mis derechos y libertad.
Por ejemplo, no voy a aceptar que un tipo, arriesgue mi seguridad y la de mis seres queridos (incluyéndote a vos y tus hijos, porque diciendo esto, tambien pienso en todos los que conozco), porque se le metió en la cabeza que, con tal de andar en auto, deba conducir un coche sin las mínimas medidas de seguridad y los papeles en regla.
Yo no tengo culpa de que sea pobre. En mi casa, siempre lo fuimos y mi viejo y yo y todos, viajábamos en colectivo y no morí en el intento.

Tampoco voy a aceptar, que un grupo de personas, que con todo derecho reclaman algo que les parece justo, impidan que yo pase por donde quiera pasar, porque yo no les puedo resolver su problema en cambio ellos, pueden ocasionarme uno a mi.

No voy a aceptar, que me obliguen a comprender a un violador o a un ladrón o a un asesino, justificandolo porque es un miembro de la clase marginal. NO. Todos, hasta el mas idiota o analfabeto, sabe qué está bien y qué está mal hacer. Qué se puede y qué no.
Y si ese tipo está bajo los efectos de drogas o alcohol, menos voy a aceptar! debería ser un agravante y no un atenuante.

Hay cosas que están comenzando a justificarse bajo la consigna de "aceptar al otro tal cual es" y eso, es peligrosisimo.
No te olvides que, a pesar de humanos, somos miembros del reino animal.

Hay que vivir en este gran condominio que es nuestro pais, respetando al vecino. No podemos cagarnos en todo o aceptar cualquier cosa sintiéndonos culpables, Pablo.
No somos culpables de todo pero, si esto continúa, sí lo seremos pero ya no habrá vuelta atrás.

*La Casalinga* dijo...

Transfusión va con S y no sé por qué mierda lo escribí con C.

Es la maldad...

Pablo dijo...

Un besote Sonia. Como siempre, yo no pienso igual que vos pero me gusta tu manera de pensar.
Ah, y te acepto.

*La Casalinga* dijo...

Yo no me acepto.

Anónimo dijo...

Ni siquiera quiere coincidir en la aceptación de sí misma, buajjajjajajjjajajaja

Pablo dijo...

Mirá si será terca esta chica.